jueves, 9 de abril de 2009

DEJO

DEJO
Deje de dormir esperando que la penumbra de tu rostro no se borrara de mi mente,
y que un sueño malvado me hiciera naufragar en visperas de la soledad,
que el canto del ruiseñor se volviera eterno y que el caballero medieval siguiera su destino,
todo por mantener vivo el recuento de los años y la angustia que grita en tu corazón.
Deje de escribir, pensando lo que habría de decir el día de mañana,
pensando que las palabras son como gotas de lluvia que caen entre la hierba
y no es solo porque lo tengas que leer, mas bien que como espada que corta penetren entre tus pechos, entre tus huesos, hasta herir el corazón, aquel que poco a poco también me pertenece.
Deje de remar en medio de la mar, deje que el barco se fuera a la deriva,
porque las olas que chocan contra el son como los besos que fingen un amor de varios años,
un amor que también es salado y lastima en la herida,
así mi barco ha de parar en algun puerto, ese que me espera bienaventurado.
Deje de ser un perro diestro que solo reconoce a su amo,
deje que me tocaras, que tambien volaras, que te fueras lejos, mas lejana que el oriente,
mas allá del Ecuador, de Medellin, de la primavera...
Heme aquí escribiendo, soñando, volando, naufragando, amando...

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